sábado, 7 de mayo de 2011

yo que una vez... puse emoción en tu piel.

Valieron la pena las interminables cuadras de transito de un viernes por la tarde. Llegamos. Una sala y una multitud de gente sentada esbozando una leve sonrisa. Levanté mi cabeza y vi una pantalla. Y ahí estaba él, León. Velozmente, casi balbuceando, le dije a mi abuela: “Ay no, ay no, me lo perdí, me muero.” suspiré y lloré. Que el de seguridad te diga: “para ingresar a la sala donde está León tenes que poseer la credencial de la biblioteca popular” (¿de donde mierda iba a sacar esa credencial?) después de el tránsito que toleré, los nervios porque se hacia tarde, después de una semana contando los días que faltaban para verlo… no está bueno. Tuve que conformarme con eso mientras lloraba. Él cantó y al finalizar, rapidamente agregó: "No puedo permanecer más tiempo porque tengo que dirigirme al stand de Misiones a presentar un libro”. Ahá, Sí. Levanté mi cabeza y mi abuela me observo con gesto cómplice. Corrimos. “Ay no, ¿que le decimos? Ay me muero. ¿Que hacemos? Me hago pis.” Básicamente eso se oía entre nosotras. Una señora nos susurró: Mi hijo es el bajista de León. Nos costó reaccionar, y a eso preguntamos si ella sabia dónde estaba León y por qué no llegaba. Ella simplemente contesto: En el baño. ¿Por qué no soy hombre?, me pregunté. Nos paramos en la puerta asemejandonos a los de seguridad y así, sin anestesia, salió, caminó, tan simple, tan él. Exploté en llanto. Me mordí las uñas. Él ingresó al stand y mantuvo un dialogo con la autora del libro y anunció: "Ay mirá esa chica como llora" Y me señaló. ¿Hablaba de mi? Sí. Nos impresionamos por su forma de hablar, su humildad y bondad de las cuales nunca dudé pero hoy confirmé más que nunca. No podia quitarle los ojos de encima. Lo dijo: "Voy a firmar algunos ejemplares" Nervios. Dije mi nombre. Me arrodillé junto a él. Felicidad. Agarré mi libro me tapé la cara y lloré otra vez. Comprobé todas mis teorias. Va más allá de toldo. Pequeños detalles que para mi son más que eso. Que lo primero que diga sea: "Ay mirá esa chica como llora" o que en vez de un beso me dé dos, que no me firme como lo hace usualmente sino que escriba: “A mi llorona” esas cosas son las que me llegan y van más allá de todo, porque identifican, porque me hacen sentir algo totalmente distinto que sobrepasa mis expectativas. Me hace sentir una especie de conexión rara con él pero a la vez hermosa. Una vez dije que león gieco me habia abrazado hasta quitarme el aliento que por cierto, eso surgía en un sueño. Creo que los sueños se pueden volver realidad, ¿No?. Explicar lo que me genera, con tan solo 15 años, es tan difícil de explicar cómo porque Lucy eligio un cielo con diamantes para poder volar. Porque no puedo hacer más que impresionarme diariamente de la bondad, la humildad. La simpleza de un grán hombre. No puedo hacer más que repetir que sos un grán ejemplo. Para mi y para todos. O al menos así deberia ser.
No seré Lucy, pero puedo decir que sé volar. (cada vez que te escucho) y hoy más que nunca, más alto que nunca. 
Te amo. Una vez más, cada día más, y para siempre.



- Candela Cafiso -

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